lunes, 24 de septiembre de 2007

La intervención del adulto en el paso de PRELECTOR A LECTOR

Quizás muchas veces nos hemos preguntado cuál es el camino o la distancia que existe desde que los niños son prelectores hasta que se convierten en lecto-escritores.
Con el objetivo de clarificar los procesos que ocurren en esta distancia, primero quisiera aludir a la importancia que tiene el desarrollo de las habilidades fonológicas en estrecha relación, mutua y recíproca con el aprendizaje de la lectura, es decir, cómo la Conciencia Fonológica representa una Zona de Desarrollo Próximo para el aprendizaje inicial de la lectura.
Para comenzar es necesario aclarar el término Zona de Desarrollo Próximo, que según Vygostky "es la distancia entre el nivel de desarrollo real de los niños y su desarrollo potencial bajo la guía de una adulto" (Wertsch, 1988).
Ahora, si consideramos la Conciencia Fonológica, que es una parte de la conciencia metalinguística y la capacidad de ser conciente de las unidades en que puede dividirse el habla (Defior, S.), como una Zona de Desarrollo Próximo para el aprendizaje de la lectura, debemos tener presente que al representar un área cognitiva dinámica y modificable es muy importante la intervención oportuna y efectiva del adulto en este proceso.
En el niño prelector se debe determinar el umbral mínimo en el que se puede empezar la instrucción (Vygostky, 1995), es decir, el adulto o en este caso la Educadora, es quien debe identificar el nivel de desarrollo real del niño, el cual puede determinarse por la capacidad de resolución independiente de problemas (Wertsch, 1988), para luego comenzar la interacción con la decodificación inicial.
Durante la instrucción se debe tener presente que ésta debe ser acorde con el progreso de los procesos fonológicos, los que se desarrollan en distintos niveles de complejidad cognitiva, comenzando desde el nivel de sensibilidad para reconocer diferentes sonidos que distinguen las palabras hasta niveles más complejos como segmentar palabras, omitiendo o añadiendo fonemas.
Por lo tanto, y en este sentido, el umbral mínimo del aprendizaje inicial de la lectura estaría determinado por el desarrollo fonológico, y es aquí donde la intervención del adulto es fundamental. Brady, Fowler, Stone y Winbury, proponen un trabajo pedagógico que consta de 3 fases para desarrollar la Conciencia fonémica. Éste consiste en entrenar la conciencia fonológica a nivel de fonema; trabajar aislando fonemas; y trabajar la representación de la estructura interna de las palabras.
Además como apoyo a nuestra labor docente, existe una serie de tareas que se han utilizado en investigaciones para medir, evaluar o mejorar mediante su entrenamiento las habilidades fonológicas, tales como: Diferenciar la duración acústica de las palabras, contar las palabras de una frase, para posteriormente contar unidades en una palabras, identificar presencia o no de una unidad de habla, reconocer o producir rimas, clasificar las palabras por su unidades, descomponer una palabra en sus unidades, añadir o suprimir fonemas en las palabras, entre otras hasta conseguir una escritura inventada. No debemos olvidar que las actividades que proporcionemos a los niños deben ser motivadoras y pueden apoyarse en material concreto, para obtener mejores resultados.
Para concluir... en el camino o distancia que hay entre un prelector y un lector están los proceso fonológicos, los cuales deben ir desarrollándose, a través de una adecuada intervención en la edad preescolar, lo que cumpliría un papel causar para el éxito de la lectura inicial.
Bibliografía
Luis Bravo: La conciencia fonológica como zona de desarrolla próximo
Sylvia Defior: Una clasificación de las tareas de conciencia fonológica

1 comentario:

isssitta dijo...

Paula: muy buen blog!
Excelente publicaciones, pero te aconsejaria sintetizar un poco más, el resto está buenísimo.

Saludos

iSa!